jueves, 9 de diciembre de 2010

La tumba de Sófocles


A pocos kilómetros de Atenas, al este de la carretera que conduce a Deceleia, está la tumba del poeta trágico Sófocles.
En cualquier otro país del mundo la tumba de uno de los tres padres de la tragedia sería un lugar de peregrinación obligado. Pero el estado griego muestra una total indiferencia hacia este enclave.
Para poder llegar a la tumba de Sófocles debe conocerse su emplazamiento exacto. No hay indicación o señal que pueda servir de guía al visitante de dónde se encuentra la tumba. Solo si uno se acerca mucho a la zona podrá ver con suerte un cartel con letras borrosas que dice “Camino de la tumba de Sófocles”.
El lugar sufre un total abandono. En noviembre de 2006 el gobierno declaró la tumba de Sófocles sitio arqueológico y manifestó su intención de impulsar la zona a fin de que el monumento pudiera ser visitado por los colegios en sus programas educativos. Han pasado tres años, cientos de millones de euros del Ministerio de Cultura han ido a parar a organizaciones no gubernamentales, pero para la tumba de Sófocles no ha quedado un solo euro.

Una valla en el lugar da cuenta del hallazgo de la tumba. A pesar de estar algo oxidado por el tiempo transcurrido el texto sigue siendo legible: La tumba fue excavada en 1958 por las entonces princesas griegas Sofía e Irene y por el arqueólogo Theofano Arvanitopoulos. La tumba familiar ocupaba en época clásica un gran recinto, delimitado por un montículo artificial. Tuvo originalmente 13 metros de altura y contenía cuatro sarcófagos de mármol. Hoy solo son visibles dos sarcófagos. El abandono del lugar es flagrante. ¿Dónde están los otros dos sarcófagos? ¿Dónde está el la vara de madera descubierta en la excavación que según el Ministerio de Cultura perteneció supuestamente a Sófocles? ¿Dónde están los otros hallazgos? ¿Qué pasó con las promesas del gobierno?
Sabemos que Sófocles murió en el otoño del 406 a.C. con más de noventa años de edad. Todo lo que se conoce sobre su muerte es a través de su contemporáneo Frínico, quien nos dice de él que ”fue afortunado en la muerte, así como había sido afortunado en la vida.” La inventiva de épocas posteriores produjo varias anécdotas sobre el tema. Algunos dijeron que se ahogó comiendo unas uvas que le había enviado el actor Calipides en las Antesterias, otros dicen que murió leyendo Antígona al tratar de terminar una larga frase sin tomar aliento, y otros atribuyeron la muerte del poeta a la excesiva alegría por el éxito de su Antígona en la competición. Fue enterrado, como hemos dicho, en la tumba familiar en el camino a Deceleia, a una milla de Atenas, y sobre su tumba fue erigida la figura de una sirena.
Sófocles, el destino trágico de un poeta trágico en un Estado cómico -concluye el artículo.

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